domingo, 31 de octubre de 2010

LA CERRADURA DEL ABISMO

d. Me das la llave y yo me golpeo contra las paredes.

Siempre es 25 de septiembre y la misma falta de aire, la misma sangre babeándome el cuerpo, la única ausencia, y esta enfermedad de estar solo y golpeándome contra el espejo, de negarme a la puerta y seguir dibujando diminutas ventanas en la celda, la misma nostalgia revuelta en la tasa de té y bailando con el humo de los cigarrillos.... la misma pregunta de envolverse o no,
cuando las respuestas no son de este mundo.... cuando la respuesta es el jardín.

Me alcanzas una llave, pero no la llave. Espectro del jardín, fantasma de mi perversión te pinto en mi cuaderno, te trazo en mis poemas, confundo tu nombre en los medicamentos.

- Sálvame de mí mi misma- te susurro en gritos.

Dibujo tu sonrisa en mis renglones y con mi rojo hago un pequeño corazón en tu pecho de hojalata.

i. La aparición del abismo y el devorarse las caídas.


Ya me veo deletreándote alejandra con los ojos enjaulados y
quizá yo encerrada en algun vestido blanco tiñéndose de lila,
con el cabello despeinado y unas ganas de volverme poesia.

Anoche me hiciste tocar el abismo,
en tus sueños me vi cayendo de tu cuerda floja con un paraguas azul,
tenía la cara sucia, y decía
 -cúrame de mi abismo, curame de mí-.
Te vi Anoche comiendo flores y tomando el té con la muerte
mientras me alucinabas cantando canciones de mi tiempo de gitana,
te vi llorando,
arañando mi tumba.

Una voz que no conozco me contaba que tú también habías encontrado tu jardín.

Llévame- dije.

Pero no podías escucharme. Tu no-presencia afecta.

Ahora sólo soy una caida.


m. Vuela alto pero no seas Icaro.


buses rojos, viento gris,  y ningun lila cosquilleándome la lengua.

Mis párpados quemados me muestran otra vez mi rostro cruzando una cuerda floja con un paraguas dorado donde llovía dentro y tu reías mirandome el abismo, espearandome del otro lado con las manos extendidas.

Alguien - quizá alejandra- cortó la cuerda. Las alas se volvieron candados voy cayendo directo a tu fuego. Un imán me devora, el fuego ha incendiado las maletas.

Abre la ventana, cierra las puertas y encuentrame en el arcoiris para limpiarme las heridas.

(siempre le temí a las alturas)

Y una cosa más, no me gusta la lluvia.

e. Génesis tardía de una enfermedad tal vez no explicada.


Un día decidiste recorrer el mundo y hacerte viajero, para naufragar intimamente en una isla de papel. Te perdiste una noche, esa en la que em encontraste con la jaula en la mano e imitando el canto de un pájaro.

Me gusta encontrarte acá,
de frente, extraviado en mis montes.

Llámame alejandra- dije.

Creí que te habias perdido en una de mis lineas de la mano derecha para luego re aparecer en un tarot del parque lourdes con un cigarrillo bastante largo y un olor a pino, para que te hechizara con las historias de gitanos, mientras descubría un poco mas de piel. Para envolverte en el cuncho de café y encerrarte en los ojos mulatos y las pañoletas con aliento a rosas.

-Cúrame del abismo-

Sálvame de tí- concluí.

t. Una mano es un espejo, pero el abismo no es jardín.

Abres tu boca y empiezo a caer,
l e n t a m e n t e
y pido a algún dios que si hay una vida, la mía transcurra en una gran caída,
en ese vacío más adentro de la panza y ese desgarrarse desde el fondo.

Tus alas que quieren abrir... te veo... las veo
siempre entre nostalgia y poesia y ese no ser real...
vienes a salvarme
a recuperarme.

Arroja los candados y deciframe desde la primera letra de mi nombre.

r. Y ahora gritas mi verdadero nombre.


Tú también hueles a pájaro
“la jaula se ha vuelto pájaro y se ha volado”
Tú también te has devorado las alas y te has desayunado la esperanza.
Tienes los labios lila y un pezón dorado en el lugar del ojo derecho.
Me dijiste gitana y me embrujaste en tu canto.
Te he nombrado pirata y has partido ahora en tu llanto.

tú eres la llave la jaula el pájaro la niña

me has convertido en la  mujer vibrante
y ahora me bautizas Ángelarodante.

e. Mi Itaca es el viaje

Siempre extranjeros, ambulantes, errados y abismados,
siempre igual... delirados
encontrándonos sin buscarnos pero siempre perdidos...
siempre juntos y distantes,
apasionados y desplumados,
con la casa al hombro,
con los pies gastados,
sencillamente…
Rodantes.

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