A la hija de los reyes
Que me enseñó el sentido de la poesía
Y me inventó un poema de silencio.
Me dueles en palabras que ya no tengo
floreces en hojas descocidas
que ya no reconocen esta pluma
que se murió de sed en el oasis.
Mi lenguaje se ha sometido
a perseguir tu lengua en los rincones
de la mía,
a perderme en el hades de tu pupila,
a implorar un beso que me extinga,
que me llore
que me impulse,
me viaje, me fuego, me aire,
me exalte, me lluvia, me llanto, me viva, me mate
en tu carne
tu sangre…
tu cuerpo
Me dueles en la prosa que se rompió de pena
porque no existe una palabra para nombrarte
y pueda regocijar al pájaro
que se quedo perdido en la jaula de mi infancia.
Se me ha muerto la literatura
Carezco ya de juegos que me sobreviven
No necesito ya de fuegos y
Arti-ficios
Arti-lugios
Arti-cuerpos
Arte-vida
Arte-invento
Arte-sueño
Ya no,
ya no el poema, no la palabra,
no la evasión
no a la farsa
no al adiós
no al encierro
no más Alejandra…
PÁJAROS
Yo no se de pájaros, No conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas.
Alejandra Pizarnik
Quiero ir más allá del cielo
tentando a Ícaro
para que no olvide el perfume de mi vuelo.
Besar el sol con mis yemas derretidas
Desnudarme ante dios en una nube
Esperar la posesión de un pájaro
Y aturdirme con el grito de la noche.
Me lanzo de una azotea
De un octavo piso que no existe
Y la muerte,
siempre la hermosa muerte
cantando alucinada una melodía de ave
me recuerda
que mi cuerpo no posee alas.